Algo muy especial se respira en esta plaza con tanto encanto, siempre llena de vida, de luz…
La Plaça Reial de Barcelona ocupa los terrenos de un antiguo convento de los Capuchinos y durante muchos años fue el centro de Barcelona.
Esta plaza se construyó en 1848 y tiene una arquitectura con cierto aire napoleónico, sigue el diseño de la Plaza Mayor de Madrid. En sus inicios fue cuna de las familias acomodadas que vieron en su porte distinguido y elegante
un lugar ideal donde vivir, y enseguida los mejores restaurantes de la ciudad también se instalaron allí, condicionaba también su proximidad al Liceu, otro símbolo de la burguesía barcelonesa.
un lugar ideal donde vivir, y enseguida los mejores restaurantes de la ciudad también se instalaron allí, condicionaba también su proximidad al Liceu, otro símbolo de la burguesía barcelonesa.
Tiene forma trapeizodal y fue proyectada por el arquitecto Daniel Molina. Los edificios que la rodean tienen planta baja porticada, con porche de bóveda catalana soportado por arcos de medio punto, formando una de las pocas plazas con soportales de Barcelona. Las fachadas son de estilo isabelino con balcones y pilastras corintias.
Su centro lo preside una fuente de hierro con las Tres Gracias, y unas farolas con brazos a diferentes altura diseñadas por el mísmisimo Gaudí, una de sus obras de juventud.
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Imagen de bcn.cat |
Pero quizás su máximo atractivo sean las altísimas palmeras que se elevan al cielo…
Su privilegiada ubicación, entre el Barrio Gótico y la Rambla, hace que sea uno punto de mucho movimiento y tránsito, y que se encuentre siempre la plaza en plena ebullición, a cualquier hora del día o de la noche…
Vale la pena disfrutar de sus terrazas y ver el paseo de barceloneses y turistas…
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