Ruralka es un club de calidad con más de 170 hoteles con encanto en España, Portugal, Colombia y México donde disfrutar de experiencias y escapadas únicas.
Nos gusta mucho como se presentan en su web, en los tiempos que corren es de agradecer el positivismo:
Desde Ruralka queremos fomentar que se deje atrás el pesimismo, la tristeza, la desazón y dar un giro radical a las cosas, a los planteamientos, a las situaciones, todo ello con el optimismo y el positivismo como telón de fondo.
Estamos convencidos que una buena actitud ante la vida ayuda a mantener las ilusiones y las esperanzas y, aunque no nos libere de la obligaciones ni de las cargas, hace que seamos más felices nosotros y por ende, la gente que nos rodea.
En Ruralka seguimos esforzándonos en ofrecer al público nuestro mundo de experiencias renovado, reinventado e incluso paquetizado para regalar, todo ello con la mejor de nuestras sonrisas. Los anfitriones de nuestros hoteles ponen todo su cariño para abriros las puertas de sus pequeños universos e intentar colaborar a vuestro bienestar.
Hablamos de descanso, de silencio, de complicidad, de buena gastronomía, de relax, de todo aquello que te haga sentir el entorno, el calor humano, la naturaleza, el arte, el deporte, la naturaleza…
Por ello, esperamos que disfrutéis nuestra selección de hoteles y que decidáis vivir la experiencia. Estamos seguros de que seréis un poquito más felices.
Los hoteles Ruralka están ubicados en entorno rural, pueblo o lugar histórico, artístico o representativo. Tienen un cuidado especial en la calidad de las instalaciones y su decoración y ofrecen un trato familiar a su huésped.
La filosofía de Ruralka encaja mucho con lo que buscamos en nuestras escapadas, os dejamos una selección de hoteles pertenecientes a este club con una pinta genial…
El Festí dels sentits, Lleida.
Cada mañana, Inma y Herminia hacen 14 kilómetros hasta un antiguo horno de leña para recoger el pan, la coca y las pastas que pondrán en los desayunos. ¡Cómo huele!… Una ceremonia en torno a la mesa donde brilla el aceite de oliva del pueblo y los estupendos embutidos. Tras el ágape salir al patio-jardín es un privilegio: olivos, magnolios, rosales, jazmines, tulipanes, muebles antiguos, una pequeña alberca en la que refrescarse, el estanque… como si de un laberinto se tratara, a la vuelta de la esquina encuentras un banco bajo una parra, que parece que te estaba esperando. En las cenas, el producto es el Rey y en cada plato diferenciarás sabores, como los de su delicioso pollo al chocolate. Y para dormir… los sentidos son los protagonistas. ¡Te encantará!
Llegar a este hotel, que es una aldea entera recuperada de hace más de dos siglos, es un privilegio para la vista. Te encuentras en orientación sur, en pleno Puerto del Algliru, donde ves prado, castaños, pinos, ciervos, ovejas, caballos, y búhos… búhos blancos, que por la noche verás vigilantes y con halo misterioso. Cada rincón compite por convertirse en tu favorito. Puede que te quedes con el desayuno de aldea, potente, casero, abundante, delicioso para disfrutar hasta la una del mediodía; puede que te quedes con el spa, donde desde el jacuzzi ves cómo nieva en la montaña; puede que te quedes con la vista, como cuando las nubes quedan bajo la aldea y arriba sólo ves el cielo y los Picos de Europa; y puede que te guste todo… Ya verás que sí.
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